En este blog encontrarás información sobre psicoterapia y la manera de acceder a una consulta psicológica
Cada semana habrá datos para mejorar tu calidad de vida y satisfacción en general

viernes, 11 de febrero de 2011

Psicología del trueque

A mi amigo Sergio, por permitirme considerar la posibilidad del trueque como forma de vida.

Tengo este amigo psicólogo, colega, compañero de universidad, con una gran vocación social. Desde su calidad humana humilde ha establecido que toda necesidad ajena debe ser considerada, que bajo tal prisma no existe labor o elemento que por si solo sea más valioso que otro. Es decir, ha resuelto que su labor como psicólogo clínico, como persona que ayuda a otra persona, es equivalente a cualquier servicio que le pueda ser prestado a cambio y no debe necesariamente ser cancelado con dinero local. En síntesis, ha establecido el trueque como pago por sus servicios como psicoterapeuta. ¿Qué ha descubierto? Que una conversación terapéutica bien puede ser remunerada con descuentos considerables en sushi o con un almuerzo en un lugar agradable o con cualquier cosa de que la persona disponga dentro de sus medios. Si no hay dinero, habrá algo que esa persona pueda ofrecer a cambio de ayuda psicológica.

Obedece al principio más antiguo de transacción. Aquel principio que no conoce diferencias sociales y reconoce la condición humana en su manera más pura. Labor por labor, elemento por elemento. Yo tengo esto que tu necesitas y tu tienes aquello que a mi me sirve. Si ni siquiera precisa de inmediatez. Hasta la temporalidad pierde sentido. Hoy necesitas esto de mi, que te entregaré. Mañana, otro día, necesitaré de aquello que tu tienes. Algo tan básico como un plato de comida. Porque el cielo no está comprado. Me tomaré de la frase de mi amigo Reynaldo ‘es mejor tener amigos que dinero’, porque se aplica tan bien a este estilo de vida. Pero ojo, no es como el trato interesado del prestamista de barrio que destroza con intereses a sus morosos. Es la voluntad de prestar un servicio (la psicoterapia) a cambio de otro que vendrá en el momento de mayor necesidad. Me atrevo a decir que Sergio, por su historia, no tiene vergüenza ni pretensión respecto de su trabajo. Lo hace y ofrece con tanta soltura como quien prepara un pan, lava un auto o vende rosas. Insisto, es esa calidad humana humilde y generosa.

¿Dónde puede estar el conflicto? Es decir, ¿por qué me cuesta permitirme este estilo de vida? Se nos ha enseñado como psicólogos clínicos ciertos cánones profesionales y éticos que debieran regir nuestro actuar. Se nos ha hablado de la importancia de establecer un setting, un espacio delimitado e íntimo de escucha y acción, de un encuadre adecuado para una relación terapéutica clara en sus roles, pues de esta manera estarán las condiciones básicas para ayudar a otro. Por otra parte, darle un valor en dinero a nuestro servicio parece darle valor a nuestro estudio y esfuerzo profesional. Parece más serio. O en realidad, el trueque parece poco serio. Aquí el otro tema: la temporalidad. Quizás el trueque funcione como una experiencia de una vez, como una intervención en crisis, pero ¿puede perdurar en el tiempo una relación terapéutica con esas características? ¿cuál es la figura del terapeuta que atribuye el ‘paciente’? Si acaso existe un ‘paciente’.

Parece ser que esa difusión de los roles, de la temporalidad y del espacio terapéutico es lo que vuelve compleja la implementación del trueque en la psicología clínica. No lo desconozco, desde su sentido humano me parece precioso. Pero desde el sentido ético profesional, siempre en función del mejor bienestar y servicio para la persona que busca ayuda, no me parece lo más óptimo, lo mejor. Una opción de cierto equilibrio: entregar atención gratuita a personas de escasos recursos de sectores vulnerables.

viernes, 4 de febrero de 2011

Encuesta: ¿Cuál es tu área de mayor dedicación?

Claramente la pregunta generó menor interés que la encuesta anterior, pero de todos modos dedicaremos algunas líneas a analizar esta información. Y para mejorar la cosa, tomaremos como referencia el último libro del escritor san bernardino Yuri Pérez, el excelente "Niño Feo" que acabo de tener en mis manos. ¿Por qué la referencia? Ya se entenderá.

Estamos en el paso siguiente al anterior. Vivimos nuestra infancia, sobrevivimos nuestra adolescencia y ahora claramente habitamos esa etapa posterior en la cual lo más importante parece ser la pareja y el tiempo familiar. De las muchas explicaciones de este fenómeno, la primera es esa elección deliberada de escoger a quien amar. Hasta antes de eso, y por mucho que algunos se esfuercen por creer lo contrario, uno no tiene muchas opciones. Tiene los padres que tiene y, aunque escoge amigos, no es lo mismo amigo que pareja.

Porque en la pareja duermen todas nuestras representaciones parentales. Cada vez me encuentro más en la consulta con personas que escogen parejas como sus padres y madres en un intento por reparar su historia. En vista que no podrán cambiar a su padre o madre (ya han logrado una resignación inconsciente), deciden elegir una pareja idéntica con la ilusión del cambio, del control sobre eso que los ha controlado desde que nacieron. ¿Se nota por qué no es lo mismo escoger amigos que escoger parejas?.

Escoger amigos fue la otra categoría elegida en la encuesta. No presumiremos que es por falta de pareja, si no por opción personal. y quizás esa persona ha encontrado en sus amigos y en el ocio una realización personal similar a la que ocurre cuando se encuentra una pareja. Una pareja es un/a compañero/a, de juegos, aventuras, de la vida. En ese sentido, un amigo puede ser una pareja. Más aún en este tiempo, en donde se valora más una agenda numerosa que un vínculo estrecho. Vale más tener muchos contactos que una relación laboral fiel y permanente. Como en las parejas.

"Niño Feo" de Yuri Perez está construído en torno a las mujeres. Primero, una francesa desnuda en una foto. Segundo, una mujer adulta que detesta serlo. Y su protagonista, Ernesto (solo aparece mencionado una vez) es ese niño feo sin edad ni temporalidad. A veces nos parecerá de siete años, otras veces de doce o quince. A veces nos sentiremos en la década de los ochenta, luego en la actualidad. Lo único que aparece con claridad, es como un niño y sus fantasías viven ligados a una mujer, giran en torno a ella. No es una referencia sexista a la necesidad de una mujer: es la declaración de que su existencia depende de otra/o.

Esa área de mayor dedicación no es otra cosa que la dependencia existencial del momento. Hacia dónde dedico mis energías, por lo tanto, hacia dónde vuelco mis anhelos. En este momento es la pareja y los amigos. Me alegro que no fuera trabajar y ganar dinero, que es lo que parece ser cada vez más relevante en los medios de comunicación. La fama por la fama.

El 'Niño Feo' de Yuri Pérez es como un papelucho descarnado. Sabe que no tiene futuro, que su existencia es pasajera y pobre, que no puede proyectar demasiado. Por eso, ata su existencia a lo que tiene a mano, cosas nada banales (en su imaginario): quiere tener un bigote, una polola francesa, comida. Pero principalmente, alguien que valide su existencia. Por eso el sentido de esas mujeres que lo auxilian, a falta de familia que lo respalde.

A diferencia del personaje, nosotros tenemos la opción de volcarnos hacia objetivos por algo más que la mera sobrevivencia, podemos distinguir en nuestra área de mayor dedicación una voluntad de lo que queremos lograr ahora y en adelante. Tenemos proyección. Si ese no es el caso para tí, si te sientes un niño feo, entonces puede ser el momento de una psicoterapia.